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Costa Rica

Blog de Viajes de Largo Recorrido

0 comentarios - 24/12/2015


Añadiéndole unos días a las vacaciones de Semana Santa tuve la ocasión de cambiar las Procesiones Leonesas por una visita a Costa Rica. Tantas veces había visto documentales y leído artículos en revistas sobre su naturaleza que estaba deseando estrenar emociones en este país centroamericano. Tenía perfectamente ubicados los sitios que quería visitar gracias a la valiosa ayuda que nos proporciona Internet. Aterrizamos en S. José después de doce horas de vuelo incluida la escala técnica de Guatemala. Cuando llegué al hotel, después de la media noche, sólo pensaba en estirarme en la cama y olvidarme cuanto antes de los incómodos asientos del avión.

Me desperté con el bullicio de la ciudad y cuando me asomé a la ventana pude ver el ajetreo de la gente que iba y venía por la calle, entre edificios de paredes desconchadas y ventanas enrejadas.


        


PARQUE DE TORTUGUERO


Después de un estupendo desayuno a base de frutas tropicales salí a la calle y sorteando a un grupo de vendedores que me enseñaban unas postales a una velocidad increíble y todos a la vez como si se tratase de las cartas de una baraja. Subí al autobús que me llevaría hasta el embarcadero de Caño Blanco pasando antes por Guapiles. Allí nos esperaba un afable capitán que también haría las veces de guía durante el trayecto.

El gran canal discurre paralelo al mar Caribe a lo largo de 115 km y es el único acceso posible por tierra para ir al parque de Tortuguero. Muy pronto te ves rodeado de una densa vegetación de bosque tropical, enormes árboles de los que cuelgan lianas que terminan en el agua, en las orillas hay numerosas aves zancudas que se quedan impasibles ante la cercanía de nuestra lancha. Más adelante tenemos que aminorar la marcha, apenas hay calado y los jacintos de agua cubren casi toda la superficie, lo que aprovecho para tirar unas “ráfagas” con mi cámara a dos perezosos que parsimoniosamente cuelgan de una rama, y luego un caimán que dormita sobre un banco de arena, más adelante una familia de monos aulladores, un bando de loros con sus ruidosos graznidos atraviesan el cielo. Me siento en la proa y por un momento pienso que si esto es el preámbulo este puede ser un hermoso viaje sin ninguna duda.

Después de dos horas llegamos a Tortuguero, nos instalamos en un lodge en la mitad de un jardín pleno de flores exóticas y árboles gigantes que tiene a un lado el canal y a otro el mar Caribe. Las habitaciones son unas cabañas de madera, sencillas pero muy confortables. Por la tarde siguiendo un sendero de poco más de un km se llega al pueblo de Tortuguero pequeña localidad de origen jamaicano.

Visité el Centro de Interpretación del Parque, las explicaciones acerca de la conservación de las tortugas son de lo más conmovedor, cabe también destacar la exposición acerca del esfuerzo emprendido para desarrollar el Corredor Biológico Centroamericano en el que están involucrados el sur de México y siete países del área con el fin de que numerosas especies que utilizan el bosque como hábitat puedan desplazarse a través del mismo, repoblando zonas deforestadas de las especies es un esfuerzo titánico para el desarrollo de la biodiversidad global.

La caída de la tarde sobre el canal es espectacular, las nubes encendidas recortan las siluetas sobre el horizonte verde. Llega la noche y como estamos en Abril en plena época seca aún no han llegado las tortugas a desovar. Si te apetece puedes acercarte en uno de los veloces taxis acuáticos que surcan las aguas, a la discoteca del pueblo decorada con las mismas luces y guirnaldas que había en España en los años setenta. Pasarás un buen rato compartiendo una cerveza y escuchando música reggae.

A las cinco y media amanece. Merece la pena madrugar y contemplar cómo se eleva el sol por encima de las aguas del Caribe e ilumina los cocoteros mientras paseas descalzo sobre las finas arenas negras de la playa.

Desde el pueblo o en el mismo lodge se puede concertar un viaje con un guía que te llevará en su lancha por cualquiera de los canales secundarios entre la frondosa vegetación, en algunos momentos por auténticos túneles verdes donde vas a escuchar sonidos de lo mas variado. En algún sitio aparecerá una garza tigre, los nidos colgantes de la oropéndola de Montezuma luego algún escurridizo caimán entre las raíces de un manglar, una tortuga verde tomando el sol o un basilisco que pasa por delante de ti todo arrogante sin apenas rozar el agua. Es mejor relajarse para que no se mueva el barco cuando disparas fotos y que no te salgan movidas.

La tarde es estupenda para dar un paseo andando por alguna de las sendas que salen de Tortuguero, las normas del parque exigen llevar botas de caucho, ponte unos buenos calcetines para que no te rocen los pies. Pasará cerca de ti algún tucancillo collarejo, mas de una mariposa amorpho azul, y no dejes de mirar a las copas de los árboles, atento a los ruidosos monos para que no te excreten encima.


      


PARQUE DEL VOLCAN ARENAL

 

Costa Rica forma parte del cinturón de fuego del Pacifico con más de cien volcanes, uno de los diez que se mantienen activos es el volcán Arenal. El centro urbano más cercano para alojarse es La fortuna. A 16 km de aquí está la entrada al parque, un sendero entre cañaverales te conduce hasta la lava solidificada que arrojó en 1968 y en el que perecieron 87 personas. Su actividad solo consiente acercarse hasta cerca de su falda desde donde se puede escuchar las explosiones de las humeantes bombas volcánicas y ver como bajan rodando por la ladera.

 Cerca está la reserva biológica de Los Puentes Colgantes del Arenal, merece la pena subir hasta ella, desde la que se domina una panorámica impresionante del perfecto cono de 1633 metros así como de sus alrededores. De la recepción sale un sendero de 3km atravesado por seis puentes colgantes, algunos de cerca de cien metros que permiten caminar por el dosel del bosque y tener una perspectiva privilegiada. Antonio, nuestro guía del parque un personaje muy profesional en una de las paradas explicativas, dijo de pronto. ”¡No se mueva!” A un metro de los pies de una señora de las que iba en el grupo estaba enroscada en un banano una serpiente bocaracá verde, preciosa pero muy venenosa.

 Una forma de terminar el día es dándote un baño en las relajantes aguas termales del Tabacon Resort. Mas tarde y si las nubes lo permiten, es un espectáculo contemplar como fluye la lava incandescente del cráter del volcán en la noche tropical.


            


RESERVA BIOLOGICA DEL BOSQUE NUBOSO DE MONTEVERDE

 

Esta reserva alberga uno de los escasos reductos de bosque nuboso primario del subcontinente, Monteverde es uno de los santuarios de los amantes de la naturaleza que visitan Costa Rica no solo por la diversidad de su flora sino como paraíso para los amantes de los pájaros.

 Situada a 1400 metros sobre el nivel del mar, se accede a ella desde S. Gerardo en la Panamericana pasando por Santa Elena por una carretera infernal sin asfaltar y llena de baches solo apta para vehículos todo terreno.

 Cuando llegué por la mañana una bruma húmeda lo envolvía todo dejando ver solamente las copas de grandes árboles que asomaban como vigías en un mar de niebla.

 Desde el centro de acogida parten 13 km de senderos por los que te adentras en el corazón de la reserva. Tienes para ver más de 2500 especies de plantas (de ellas 400 son orquídeas). De entre las más de 100 especies de mamíferos, 400 de aves, 120 de anfibios y reptiles o 500 de mariposas muy mal se te tiene que dar para que, aunque no veas al esquivo Quetzal no agotes la batería a tu cámara de fotos.

Por si te ha sabido a poco cerca de Santa Elena se puede visitar el Serpentario, el Ranario o el Jardín de las Mariposas. En estos centros hay una variedad tremenda de especies, algunas en semilibertad y las mas peligrosas protegidas por una urna de cristal.


         


PUNTARENAS


Aunque no tengas todo el tiempo que quisieras no puedes marcharte de Costa Rica sin visitar el Pacifico. Puntarenas es el principal puerto y el lugar de partida para hacer excursiones por el interior o a la península de Nicoya en los ferrys que salen del puerto. Un buen sitio como centro logístico es alquilar una habitación en un resort con playa, disfrutar del las tranquilas aguas del Pacifico y de las bellísimas puestas de sol con la cámara montada en el trípode, en una mano el disparador automático y en la otra una cerveza bien fría, aunque para esto último hay que ingeniárselas porque a partir de Viernes Santo se aplica la ley seca en todo el país. Cerca de mi tres o cuatro iguanas se intimidan unas a otras. ¿Será por celos? Una suave brisa se desliza entre las hojas del palmeral. Como dicen los nativos (ticos) Costa Rica es pura vida



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